Los profesores son los motivadores del alumno. Deben de serlo y mejor dicho: saber serlo.
Trasladar el saber al alumno de forma que resulte interesante el contenido de ese saber; el método, el modelo a aprender.
El profesor es como un padre. Como ese padre que de pequeño te decía por dónde ir o qué hacer en un determinado caso. De todas formas, al igual que ese padre, el profesor te ha de soltar para que tú sigas y elijas tu camino.
El alumno será competente si encuentra en el profesor a ese motivador que impulsa al aprendizaje relevante.
Nosotros, los alumnos, queremos aprender y saber desarrollar nuestras competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales.
Los valores debemos tenerlos en cuenta para afrontar del modo más ¨real¨ nuestro porqué. ¿Cómo queremos ser?¿Cómo aprender a saber?¿Cómo saber hacer?¿Y cómo hacer saber?
Ésta última, quizás la más importante de las preguntas que debemos hacernos si queremos tener claro nuestro papel como docentes.
Hola Ángel, ¿sabes? también sería interesante que el alumno fuera el motivador del profesor.
ResponderEliminarObviamente es, o debería ser, por lo que uno se convierte en ello, en profesor.Pero yendo mas allá, aún así, ya motivado de por sí, un maestro también puede seguir motivándose para con los "pequeños monstruos", que seguramente hay por ahí.
Lo triste es que ante uno de ellos, cogen, cogemos o cogeríamos, el camino fácil: la desmotivación.
¡Animo a todos a des-desmotivarse!