Para cambiar las cosas

Desde nuestro compromiso ciudadano se pueden cambiar las cosas.
La vertiente cívica del ser humano-somos y formamos parte de la civis-debemos posicionarnos y tratar de cambiar las cosas.
Nuestro poder reside en nuestra voz y voto. La capacidad de decidir que tenemos es limitada; no obstante decidimos. Manera de hacerlo: en las urnas. Todas las elecciones, bien sean autonómicas, al senado, municipales, generales, referendums, etc. Deberían ser todas vitales para nosotros. Lo que no nos conviene es gestionar la inacción en el voto en forma de queja continua. La persona debe ser consecuente con aquello que hace y no dejarse llevar por ideologías ni automatismos propios o heredados.
El voto debe ser responsable.
Nosotros, desde la Educación Social y la Pedagogía, debemos tener claro que no siempre se puede apostar por un sólo tipo de política ¿Acaso es aplicable la misma Didáctica a cualquier circunstancia? La respuesta es no. Al hilo de este ejemplo llegamos a una conclusión o medio-conclusión: es imposible clasificarse absolutamente y para siempre en una ideología determinada y siempre cerrada. Los dogmatismos causan mucho daño, sobretodo al que a pies juntillas crre en ellos.
Es bueno repasarse artículos como http://www.luventicus.org/articulos/02A032/index.html en el cuál enlazamos con las principales o tal vez más conocidas corrientes políticas.
Ninguna es perfecta; pero sí, todas tienen que aportar. De hecho todas han aportado a la mejora de la humanidad.
No vale ya eso del ¨yo no voto¨o ¨todos son iguales¨. No, no señor,hay que ser responsable y colaborar con la ciudadanía y decantarse, según el criterio del momento, por unas opciones u otras.
Por medio de las TIC recabamos información, podemos saber más, descubrir programas políticos, sociales o culturales.
Hoy día y gracias en parte a la Web 2.0, los partidos políticos son más abiertos y admiten críticas y sugerencias.
Utilicemos estas plataformas para tratar de ayudar y no quedarnos indiferentes. Las buenas ideas siempre influyen.